Hoy el el blog de krous® cosmética+natural os vamos a hablar de las pieles sensibles. Las pieles sensibles, al contrario de lo que se cree, no tienen ninguna disfunción ni están enfermas, simplemente son pieles que reaccionan a la cantidad de químicos que les ponemos con la cosmética convencional. Si no dejamos de ponernos estos químicos nuestra piel estará reaccionando todo el tiempo y al final será una situación crónica que puede derivar en enfermedades como la Dermatitis Atópica, Dermatitis Seborréica, Rosácea… muy molestas, incluso dolorosas, antesala de infecciones y de difícil control.
Así que lo primero que vamos a hacer es conocer un poco los 5 grupos de ingredientes que más agreden nuestra piel y por tanto hay que evitar siempre, pero mucho más si tienes la piel sensible. Os hacemos un resumen que luego detallaremos:
1. Surfactantes: SLES y SLS
2. Derivados del petróleo: vaselina, aceites minerales, siliconas, PEG…
3. Conservantes: parabenos, fenoxietanol, triclosán, methylisothiazolinone…
4. Liberadores de folmaldehído
5. Aminas
5. Perfumes sintéticos
6. Alcohol
Surfactantes
Los surfactantes, el más empleado es el Sodium Lauryl Sulfate (SLS), que es el responsable de la espuma que producen todos los jabones, geles y champús no ecológicos. Es tan irritativo para la piel y la altera tanto, que hace que sea mucho más reactiva a otros compuestos también perjudiciales como el formaldehido o los perfumes.
Para evitar el uso y los problemas del SLS la industria química lo está sustituyendo por otro compuesto más cuidadoso, aparentemente, con nuestra piel el Sodium Laureth Sulfate (SLES). Este compuesto primo hermano del SLS es algo menos irritante pero es un producto etoxilado, por lo que está contaminado con Óxido de Etileno, un conocido cancerígeno calificado por la IARC (International Agency for Reseach on Cancer) como carcinógeno para los seres humanos, así como con 1,4 dioxano, un producto calificado por IARC como posible carcinógeno para humanos.
Derivados del petróleo
El gran grupo de los derivados del petróleo como aceites minerales, parafinas, vaselina y la mayoría de las siliconas (dimeticone, dimeticonol, todo lo que acabe en -cone o -xane, como ciclopentasiloxane).
Todos estos ingredientes actúan casi de la misma manera: envuelven la piel en una finísima capa plástica que nos ofrece la falsa sensación de hidratación y además nos dejan la piel satinada y suave. Lo malo es que son aislantes y, si bien impiden que determinados patógenos accedan fácilmente al torrente sanguíneo, también impiden que la piel ejerza sus funciones de intercambio, que elimine las toxinas y que tome lo que necesita del exterior. Además los aceites minerales no solo no nos hidratan, sino que nos que nos deshidratan pues extraen nuestra humedad y por eso necesitamos ponernos una y otra vez cremas que primero nos dan una agradable sensación pero que a los pocos minutos notamos la piel reseca y volvemos a poner más y crear así un circulo vicioso mientras te acabas el bote de crema…
Para evitar el efecto capa de plástico, los químicos han sintetizado otro compuesto a partir también del petróleo, los PEG (los polietilenglicoles o siliconas solubles) que se usan en casi todos los productos cosméticos y hacen la piel mucho más permeable. Es decir, facilitan la entrada de otras sustancias, entre ellas todos los productos tóxicos que hemos hablado antes y que están dentro de los productos cosméticos, pero también de todas las toxinas que hay en la polución de nuestras ciudades.
Además todos los derivados del petróleo pueden estar contaminados con Hidrocarburos Aromáticos Policíclicos (PHA’s), conocidos carcinógenos, mutágenos y teratógenos.
¿Cómo pueden ser buenas para nuestra piel todas estas sustancias derivadas del petróleo con las que también se fabrican gasolinas, disolventes, plásticos, pinturas…? Obviamente no lo son.
Conservantes
Conservantes como los famosos parabenos omnipresentes en casi todos los productos cosméticos que no solo son precursores de la dermatitis de contacto alérgica sino que además son disruptores endocrinos. Los parabenos han tenido tan mala prensa que ahora muchos productos empiezan a poner frase paraben free.
Pero claro, es que en muchas ocasiones nos han sustituido los parabenos en unos casos por un conservante a priori poco inocuo como el Fenoxietanol o phenoxyethanol, un éter de glicol que se emplea por su poder bactericida y que incluso algunas marcas de cosmética natural utiliza. El peligro radica en que al metabolizar este ingrediente se descompone en acetaldehido, que es cancerígeno, y fenol, capaz de inhibir la respuesta inmunitaria natural y sobre el que pesa la sospecha de ser cancerígeno también. También nocivo es el triclosán, gran alérgeno y neurotóxico.
Otro sustituto pésimo de los parabenos es el Methylisothiazolinone y su hermano mayor Methylchloroisothiazolinone, que están presente sobre todo en cremas para el cuerpo y cabello. Es un importantísimo alérgeno y están incluidos dentro de la lista de sustancias prohibidas y limitadas en Canadá dado el altísimo número de reacciones que está habiendo en los últimos años a estos ingredientes.
Como vemos frase paraben free, cada vez está más exenta de sentido, porque conlleva la sustitución de los parabenos por otras sustancias igual o más peligrosas. Por eso la única forma de librarnos de los malos sustitutos de los parabenos es usar cosmética natural y bio, pero la de verdad, como la que tenemos en krous® cosmética+natural.
En el próximo post os hablaremos del resto de ingredientes que debes mantener alejados de tu neceser. Sabemos que al principio cuesta un poquito pero poco a poco verás lo fácil que te resulta leer una etiqueta cosmética, ya que muchas de las palabras (desgraciadamente) se repiten a lo largo de un inci…
Hasta entonces os dejamos practicando.
¡¡Saludos!!